"La Maçana" nace en octubre de 1997 como un proyecto de restauranción. A la ilusión de sus comienzos se unieron los esfuerzos de sus creadores y empleados por arrancar con éxito un sueño, hoy hecho realidad."La Maçana" es una empresa familiar que auna sabiduría popular y rural de antaño con el progreso lógico de las tendencias más vanguardistas, en cuánto a restauración y servicio se refiere.Partiendo de productos naturales y de primera calidad se crea una cocina personal, creativa y audaz, llena de aromas y contrastes; pero siempre respetando la tradición culinaria alicantina. Tanto en la barra, como en sus salones el cliente disfrutará de un esmerado servicio y de un ambiente familiar y relajado, inspirado en el mundo rural de los pueblos mediterráneos. En sus paredes y casi en cada rincón nos encontramos algún objeto que nos evoca este escenario campestre, algunos de ellos autenticas antigüedades o de valor histórico, como son sus: ánforas, aperos de labranza, ruecas, yugos, balanzas, artesos, trillos, útiles confeccionados con mimbre o esparto, flores secas... e infinidad de ornamentación popular. En el interior del restaurante encontramos además de éste, otros ambientes: un salón reservado inspirado en la fiesta popular alicantina de las hogueras, otro que alberga la bodega con una amplia selección de vinos, otro de estilo masía, el salón principal... etc. Cabe destacar también, que todo el restaurante está perfectamente adaptado para minusválidos."La Maçana" es además, el trabajo y tesón de una gran familia, la de Concepción García Santacruz, gerente y jefa de cocina, la cuál, se enorgullece de haber creado un clima familiar en su restaurante, al que nos invita de todo corazón a disfrutar y sentirnos como en casa. No obstante, su hijo Mario: el chef y su hija María: jefa de comedor y relaciones públicas trabajan codo a codo con ella. A los que se suman sus diez empleados, que Concepción define también en cierta manera como sus hijos.En su cocina se utilizan siempre productos frescos de primera calidad, como anécdota destacar que muchos de ellos se seleccionan directamente de la huerta familiar, situada en el pueblo alicantino de La Torre de les Maçanes. Frutos y hortalizas de temporada que se incorporan a su cocina, donde Mario y su equipo diseñan y dan forma a los platos.Cabe destacar la importancia de los "detalles" en "La Maçana", ésto se aprecia en sus cuidadas elaboraciones culinarias, a la vez, que en la decoración del local y de sus cartas. Cada rincón de "La Maçana" es diferente y cautivador, gracias a sus detalles decorativos y artísticos. el local nos invita al placer de una buena comida, al disfrute de una sobremesa distendida con los amigos y familiares, o si se prefiere, al sosiego y la intimidad, tan necesarios en los tiempos estresantes que corren.Para concluir, quisiera añadir que la clave de su espíritu se encierra sencillamente en su nombre: "La Maçana", que en valenciano quiere decir posada o fonda; y como tal, siempre abierta al nuevo huesped (cliente), al que seguro no dejará indiferente, marcando un antes y un después de parar por "La Maçana".
miércoles, 11 de marzo de 2009
Historia
"La Maçana" nace en octubre de 1997 como un proyecto de restauranción. A la ilusión de sus comienzos se unieron los esfuerzos de sus creadores y empleados por arrancar con éxito un sueño, hoy hecho realidad."La Maçana" es una empresa familiar que auna sabiduría popular y rural de antaño con el progreso lógico de las tendencias más vanguardistas, en cuánto a restauración y servicio se refiere.Partiendo de productos naturales y de primera calidad se crea una cocina personal, creativa y audaz, llena de aromas y contrastes; pero siempre respetando la tradición culinaria alicantina. Tanto en la barra, como en sus salones el cliente disfrutará de un esmerado servicio y de un ambiente familiar y relajado, inspirado en el mundo rural de los pueblos mediterráneos. En sus paredes y casi en cada rincón nos encontramos algún objeto que nos evoca este escenario campestre, algunos de ellos autenticas antigüedades o de valor histórico, como son sus: ánforas, aperos de labranza, ruecas, yugos, balanzas, artesos, trillos, útiles confeccionados con mimbre o esparto, flores secas... e infinidad de ornamentación popular. En el interior del restaurante encontramos además de éste, otros ambientes: un salón reservado inspirado en la fiesta popular alicantina de las hogueras, otro que alberga la bodega con una amplia selección de vinos, otro de estilo masía, el salón principal... etc. Cabe destacar también, que todo el restaurante está perfectamente adaptado para minusválidos."La Maçana" es además, el trabajo y tesón de una gran familia, la de Concepción García Santacruz, gerente y jefa de cocina, la cuál, se enorgullece de haber creado un clima familiar en su restaurante, al que nos invita de todo corazón a disfrutar y sentirnos como en casa. No obstante, su hijo Mario: el chef y su hija María: jefa de comedor y relaciones públicas trabajan codo a codo con ella. A los que se suman sus diez empleados, que Concepción define también en cierta manera como sus hijos.En su cocina se utilizan siempre productos frescos de primera calidad, como anécdota destacar que muchos de ellos se seleccionan directamente de la huerta familiar, situada en el pueblo alicantino de La Torre de les Maçanes. Frutos y hortalizas de temporada que se incorporan a su cocina, donde Mario y su equipo diseñan y dan forma a los platos.Cabe destacar la importancia de los "detalles" en "La Maçana", ésto se aprecia en sus cuidadas elaboraciones culinarias, a la vez, que en la decoración del local y de sus cartas. Cada rincón de "La Maçana" es diferente y cautivador, gracias a sus detalles decorativos y artísticos. el local nos invita al placer de una buena comida, al disfrute de una sobremesa distendida con los amigos y familiares, o si se prefiere, al sosiego y la intimidad, tan necesarios en los tiempos estresantes que corren.Para concluir, quisiera añadir que la clave de su espíritu se encierra sencillamente en su nombre: "La Maçana", que en valenciano quiere decir posada o fonda; y como tal, siempre abierta al nuevo huesped (cliente), al que seguro no dejará indiferente, marcando un antes y un después de parar por "La Maçana".
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